El suicidio falso de mi abuelo
Cuenta la historia que mi abuelo era un gran travieso.
Un día del año 1934, cuando mi abuelo tenía 10 años, se
le ocurrió sacarle el carro a su padre, mi bisabuelo, era vendedor ambulante de
verduras, tenía un carro de dos ruedas que se llevaba con las manos. Ese día mi
abuelo Ernesto aprovechó cuando su padre se fue a dormir la siesta y con sus
amigos “Toto el roña” y “José Carmelo” se llevaron el carro, con José de un
lado y Toto del otro tirando, mi abuelo arriba jugaba, con tanta mala suerte
que una rueda se partió en cuatro al caer en un pozo, sus amigos salieron
corriendo.
El pequeño Ernesto, muy asustado, no quería volver a su
casa, entonces decidió antes que lo agarre su padre, un italiano bravo de esa
época, su fue hasta la calle donde solía pasar el tranvía y se acostó en las
vías a esperar que vengan. Por suerte los tranvías andaban muy despacio, el
conductor vio al niño acostado y frenó el mismo, unas vecinas que vieron todo
salieron gritando llamando a Doña Rosa, su madre. Ella lo fue a buscar, lo
llevó a su casa y con el amor de toda madre lo salvó de la paliza de Don
Vicente, su padre.
Tomás Severino
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