Miro por
la ventana, viejos recuerdos de
mi antigua vida llegan a mí que me permite conocer el temor de las personas
cuando me oyen y/o ven mi sombra reflejada en las viejas paredes de mi gran y
deteriorada casa. Tal vez la sociedad se
olvidó de quién fui y de dónde vengo.
Aprendí a sentir después de tantos años
solitariamente luego de que los gobernantes de esta pequeña ciudad me
arrebataran a mis hijos de mis propias manos por mi forma rara y cambiante, empecé
a cultivar el odio.
Todo empezó en los años 80 cuando los científicos
experimentaban con personas y yo por falta de recursos económicos me ofrecí a esos experimentos, muchas de las
personas que fueron expuestas murieron o
quedaron con graves problemas físicos y
psicológicos, conmigo experimentaron cruzas de células de animales y/o insectos,
primero comparaban mi ADN con el de distintas especies de monos. Me
transmitieron el material genético de un perro, una cabra y una serpiente
exótica en peligro de extinción.
Esto me produzco graves cambios físicos que asustó a todos
los científicos, trataron de regresarme a la normalidad pero era un caso
irreversible.
Hoy en día sigo teniendo miedo cada vez que veo mi imagen
reflejada en los charcos de agua en mi casa cada vez que llueve, mi único pensamiento que tengo y tendré siempre es poder ser
aceptada nuevamente por mis hijos y que regresen a mí, aun así como vivíamos,
ya sea algunos días sin tener dinero para poder darles un pan para comer,
éramos felices.
Mí problema no es morir, el problema es vivir.
Cristian Rosales
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