Un día como cualquier otro
Esto pasó un día como cualquier otro, me levanté para ir a la escuela, estaba lloviendo mucho, mi mamá no sabía si llevarme o no; al final decidió llevarme. Agarramos el paraguas y salimos.
Cuando llegamos al patio de la escuela estaba inundado, mi papá decidió acercarme hasta dentro. Yo iba sentado en la silla de ruedas, él iba muy rápido y yo con el paraguas le cubría la cara; entonces paso esto:
Papá - Corré el paraguas que no veo, hijo.
Yo - ¿Qué?
Papá - ¡Que corras el paraguas que no veo!
Yo - ¡¿Qué?!
Papá - Que si podes correr el paraguas...
Ahi yo no alcanzo a contestar que ... ¡PUM! nos caímos, luego nos ayudó un chico.
Mi preceptora me prestó una campera para que no tenga frío porque la mía se había mojado. Mi papá fue a casa a buscar ropa seca, en eso llegó la profesora, fue directo al salón, al rato volvió y me dijo que no habia nadie. Entonces la preceptora me dijo que no hacía falta que vaya los días de lluvia intensa. Después de todo lo que habíamos pasado, volvimos a casa.
Aquel día quedó para el olvido ¿o no?
Santiago Corbalán
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