Conclusión personal del Informe: Centros Clandestinos
de Detención.
Hoy en día sabemos de la existencia pasada de
tales Centros Clandestino de Detención, sabemos qué sucedió en ellos y sabemos
los nombres de casi treinta mil personas desaparecidas que fueron a pasar
tormentosos días de sus vidas allí.
Hoy sabemos. Pero antes, en 1979 hasta 1983,
no se sabía todo esto tal como se sabe en el presente. Antes y como ahora,
todas estas víctimas eran simplemente desaparecidos con un paradero
desconocido. Y no era sabido que durante su ausencia la mayoría de ellos estaban siendo maltratados, violados
y abusados violentamente. Nadie sabía y nadie creía que todos estos seres
humanos ausentes estaban encerrados en unos cuartos, quizás con frío, quizás
con hambre y quizás ilusionados con que aquellas personas que los tenían, los
liberarían y volverían a ver a sus familias. Nadie creyó que se los volvería a
ver.
Estas palabras que redacto no son algo que
nadie sepa, es algo completamente sabido; pero es una clase de reflexión que
llegué a hacer.
Si mi profesora no me hubiera mandado a hacer
este trabajo dudo que hubiera buscado por mi propia cuenta los medios para informarme de esto… “esto” que dejó a muchos
sin hablar, “esto” que generó grandes cambios, “esto” que dejó a unos pocos y
se llevoó a muchos otros. “esto” que supuestamente fue un proceso, pero lo
único que fue es muerte y unas cuantas lágrimas. Fue muerte que hoy no nos hace
dudar al decir “nunca más”.
Lo repito: fueron 30.000 desaparecidos, fueron
30.000 personitas que podrían haber sido
músicos, en lugar de cadáveres. Pudieron haber sido maestros, abogados,
albañiles, doctores, verduleros, actores, ingenieros, profesores, mecánicos o
futbolistas. Pudieron haber sigo padres
o madres. Pudieron haber sido, incluso, nuestros amigos hoy en día.
Pero no lo son. Fueron bocas que ya no van a
poder cantar, fueron ojos que ya no nos van a mirar. Fueron personas, muchas
personas que nunca nos van a poder contar su historia. Personas con las que
podríamos tomar el colectivo a la mañana o a las que les podríamos comprar
golosinas en un quisquito. Pero son solo, lamentablemente, un montón de vidas
pasadas de las cuales siquiera sabemos a donde fueron a parar.
Por estas causas injustas, por todo lo que
vivieron los ausentes de hoy en día y
desaparecidos de hace años; por todos los llantos de madres in sus hijos; por
todos los hijos sin sus padres; por todas las muertes y por estos desaparecidos
es que decimos esta frase perteneciente al pueblo argentino, tal como lo dijo
el fiscal Julio Cesar Strassera: ¡¡Nunca Más!!
Carraud Fava, María Belén.
3º 3ra.
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