domingo, 16 de octubre de 2011

"Verónica" de Gisela Palacios (cuento)

Verónica nunca llegó a ser mi amiga, pero sí la respetaba y la quería mucho. Siempre que llegaba a casa, entraba una luz, que yo percibía en mi corazón y mis ojos, en el brillo de sus ojos. Ella vendía ropa usada que le regalaban, su único ingreso, y a mí siempre me gustaba la que traían solo por saber que ella se iba contenta. Ropa que no usaba pero me recordaba sus charlas, sus consejos, el mate compartido, las risas de mis niños, cuando ella les hacía cosquillas o contaba cuentos.
   Verónica dejó de venir; mi tiempo ocupado en otra cosa, no registró su ausencia.
   Un día llegó a la casa, no con sus bolsos de ropa sino con un pañuelo que cubría casi su rostro. Una enfermedad deformante en su cara pero no en sus ojos, nos fue develada. Toda la familia le dimos fuerza y compartimos un almuerzo; se sacó su pañuelo y todas sin hablar ni comentar nada; nos dolió su imagen, pero ella era nuestra Verónica y así se sintió.
   Una noche, en que una se desvela, la recordé y abrí el ropero donde guardaba sus prendas que no usábamos; un frío recorrió mi cuerpo, aunque no sabía por qué, me acosté y dormí profundamente. Esa noche Verónica estuvo en mi cuarto. La vi hermosa, le pregunté cómo estuvo y me respondió: ”No ves mi rostro , ¡estoy bien!" y yo sentí una felicidad tan inmensa que no puedo describir con palabras, luego me dijo:”Adiós, no te preocupes, estoy bien”.
   A la mañana siguiente estaba feliz y comencé a pensar cómo podría saber, ¿a quién preguntar? No sabíamos su domicilio, qué lazos podía tener con otros vecinos y con sus clientes.
   Pasó una semana y una vecina de muchos años, se acercó y me dio la noticia: Verónica había fallecido el domingo anterior.
   Siempre cuento lo que me pasó; porque nunca estuve triste, sabía que ella sufría pero también que Verónica antes de irse estuvo en mi cuarto, feliz y despidiéndose de una persona que siempre la quiso y que sus recuerdos estarán en mi mente y en mi corazón. Ahora sí sé que existe algo más después de la muerte; por lo menos sé que Verónica es feliz.

Alumna: Gisela Palacios 4ª 2ª

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